A lo largo de estos últimos días has podido aprender un poquito sobre qué era la sociedad feudal, cómo vivían señores y siervos, cómo se organizaban, de qué disfrutaban unos y de qué carecían otros.

Habéis reflexionado sobre el sufrimiento de los siervos y sobre su falta de derechos.

En la primera sesión de este trabajo, recordad que amanecimos en una habitación sobre una cama mísera de paja y que nos levantamos para trabajar, porque trabajar era nuestra obligación para satisfacer los impuestos del Señor Conde. Habéis emprendido una lucha por defender vuestros derechos que seguro que podría llevaros lejos y eso está muy bien.

Vuelve a cerrar tus ojos. Imagina que, cuando amanezca, te despertará un canto suave y te verás entre sábanas suaves y atendido por criados. Ahora serás tú el Conde. Sería bueno que dedicaras un momentito a reflexionar sobre qué has hecho mal como señor de tu feudo y qué deberías hacer para corregir las injusticias que has cometido ahora que has vivido como siervo.

¿Hay siervos y señores en la actualidad? Piénsalo cada vez que veas a una persona sin recursos, al inmigrante que tiene que trabajar de sol a sol por una miseria, al niño que trabaja en la fábrica de zapatillas de deporte que tú calzas. Piénsalo.