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EL
BENEFICIO ES LO QUE CUENTA:
NEOLIBERALISMO Y ORDEN GLOBAL
Noam Chomsky
Barcelona. Editorial Crítica. 2000. 194 págs. |
 Nuevamente un trabajo del polifacético Noam Chomsky ocupa protagonismo
en los stands de las librerías españolas. Desde que
su libro El nuevo orden mundial (y el viejo) (1996) irrumpiera en
el mercado español, proponiendo una visión renovadora
y alternativa acerca de la política internacional contemporánea,
los trabajos publicados de este profesor de lingüística
del Instituto de Tecnología de Massachusetts han ido vivaqueando
por sendas diversas como la de la propia lingüística,
o la Historia de las ideas o el movimiento laboral. Con este librito,
pequeño en extensión que no en ideas, acerca del neoliberalismo
y su relación con el nuevo orden global, Chomsky recupera algunas
de las principales preocupaciones de su trabajo publicado al castellano
en 1996.
Es este un trabajo, recopilación formal de algunos textos
ya publicados por el autor en la segunda mitad de la década
de los años noventa, sobre la democracia participativa y
la amenaza que el capitalismo más salvaje en su versión
neoliberal supone para su funcionamiento y pervivencia. Desde las
primeras páginas, tal como era de esperar si consideramos
la trayectoria del pensamiento político de Chomsky, la crítica
al estado de cosas que la globalización aventura para la
genuina democracia en todo el planeta es demoledora.
El primer capítulo, denominado como el propio subtítulo
del libro, da la alarma sobre la importancia del sistema doctrinal
conocido como el consenso de Washington, definible por el conjunto
de principios favorables al mercado diseñados por el gobierno
de los Estados Unidos y las instituciones financieras internacionales
dominadas en buena medida por éste. Un balance sobre la evolución
del diseño internacional gestado tras la Segunda Guerra Mundial
lleva a Chomsky a recordarnos constantes históricas como
la resistencia de los Estados Unidos a abandonar formas de control
planetario netamente coloniales en los escenarios más diversos.
Avanza en las páginas de los siguientes capítulos
tratando acerca de los modos en que el mercado, en su definición
neoliberal, define los principios de la democracia actual.
Tiene el libro de Chomsky una rara cualidad o defecto, según
se mire, consistente en hacernos próximas por ya oídas
buena parte de las consideraciones que introduce. No obstante, la
convicción de su discurso, al tiempo que la apoyatura documental
del mismo, alejan este trabajo de una porción importante
de publicaciones hoy en el mercado que no son más que eco
de conversaciones de café. Se trata nuevamente de un trabajo
vivo y sugerente en el que el profesor Chomsky desgrana paso a paso
una visión personal y convencida acerca de las paradojas
y la hipocresía de gobernantes e ideólogos que, rindiendo
el culto de lo políticamente correcto por lo que respecta
a la democracia nominal, manejan los hilos de la economía
y de la política mundiales en beneficio propio sin la menor
reserva.
Hace Chomsky profesión de fe en su negativa rotunda a considerar
que el neoliberalismo encarne hoy una suerte de pensamiento único.
La historia contemporánea proporciona excelentes ejemplos
de que el cambio social es posible desde el activismo político
y cívico de las sociedades. Y es precisamente en el caldo
de cultivo que proporciona al ser humano la tan controvertida sociedad
tecnológica donde pueden emerger las alternativas a este
estado de cosas planetario en el que reinan la deshumanización
y se agudizan las desigualdades. Puede que parezca este un discurso
trillado y viejo, eco de aquellas posiciones radicales antisistema
de los intelectuales europeos y norteamericanos de los años
setenta. Una lectura atenta del libro de Chomsky despejará
dudas al respecto.
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